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El Mago del Espanto: William Castle

Wiliam Castle (1914 – 1977) 

Pólizas contra una muerte por susto, advertencias sobre fantasmas que saldrían de la pantalla y se apoderarían del cine… Estos, y muchos otros más, son los extraños artilugios de un director que creó innovadoras formas de disfrutar el cine

Hubo en Norteamérica un cineasta de horror que entre los años 50 y 60 logró que la audiencia experimentara el cine de una manera inusual. En la proyección de sus películas los espectadores vieron en la pantalla esqueletos colgando de hilos, gritaron y se sobresaltaron de susto debido a que las butacas estaban electrizadas, recibieron pólizas garantizando la protección contra una eventual muerte por espanto, o tuvieron intervalos para escapar del cine por el intenso terror que supuestamente podían generar sus filmes. “Corran, voy a matar de miedo a América”, fue la frase más conocida de William Castle, uno de los más singulares cineastas del género de horror. Este es un recorrido de su vida, de sus más importantes películas, y de los más ingeniosos artilugios que llegó a perpetrar.

“Macabre”: el seguro de vida contra muerte por suicidio o espanto

William Castle desde pequeño siempre estuvo fascinado por las películas de terror. En 1929, cuando tenía la edad de 20 años, trabajó como asistente de dirección de escena en una gira teatral inspirada en el filme Drácula y protagonizada por Bela Lugosi. Poco tiempo después, ingresó a Columbia Pictures como director de diálogos, y entre 1945 y 1954 dirigió dramas costumbristas y filmes noir de bajo presupuesto.

En 1958, hastiado de ser un director de cine más en la industria, se inspiró en un exitoso filme francés llamado “Las Diabólicas” para realizar, con sólo 90, 000 dólares, una película que terminaría llamándose Macabre. Una vez estrenada, se anunció a los espectadores que al comprar la entrada estaban asegurados con una póliza de $ 1, 000 en caso de muerte por suicidio o espanto. A pesar de que el filme carecía del gran poder terrorífico que se sugería en el seguro de vida, esta treta publicitaria hizo de Macabre todo un suceso comercial. De esta manera, William Castle se convirtió instantáneamente en estrella.

“La Casa de la Colina Embrujada” y el efecto Emergo: los fantasmas salen de la pantalla

Posteriormente, Castle fue el director y productor de “La Casa de la Colina Embrujada” (House on the Haunted Hill, 1958), filme que tuvo como protagonista a Vincent Price. El creador de Macabre promocionó la película argumentando que ésta tenía un innovador efecto especial denominado Emergo, que se basaría en lograr que los fantasmas que aparecen en el filme salgan de la pantalla. En verdad, el truco consistía en lo siguiente: cuando en una zona del encuadre tenía que aparecer el fantasma, desde la parte superior de la pantalla se colgaba con hilos un esqueleto.

Entre las anécdotas que se pueden rescatar de esta película, se cuenta que en una de las funciones en que el esqueleto es colgado, un espectador le arrancó una pierna, lo que originó que el encargado de manejar los hilos, ofuscado, gritara “basta o no terminarán de ver la película”.

The House on the Haunted Hill significó la primera aparición del cineasta dentro de cada uno de sus filmes. En éstos, siempre se le veía al interior de una oficina, y lo que hacía era presentar la película y hablar sobre sus efectos especiales.

“The Tingler” y la sensación Percepto: las instrucciones de cómo prevenirse del monstruo

Al inicio del filme The Tingler (1959) -también protagonizado por Price-, William Castle aparece en la pantalla y advierte a la audiencia que gracias al efecto de la sensación Percepto todos los espectadores experimentarán la presencia del monstruo dentro de la sala, y que, en el momento en que eso suceda, escucharán una voz que les dará instrucciones para saber cómo ahuyentarlo.

Aproximadamente a la mitad de la película, las luces de la sala y la proyección se apagaban y las butacas empezaban a vibrar. Los espectadores, asustados, saltaban de sus asientos y gritaban, mientras que escuchaban la voz de Vincent Price que exclamaba incesantemente: “Griten, griten por sus vidas, el monstruo está suelto en este cine”.

La vibración de las butacas se debía a que éstas se encontraban equipadas con conexiones eléctricas, lo que generaba que la columna del espectador empezara a temblar. Sin lugar a dudas, éste fue uno de los más ingeniosos gimmicks creados por Castle.

“13 Fantasmas” y “Sr. Sardónico”: la ilusión-o y la votación de castigo

En “13 Fantasmas” (13 ghosts, 1960) Castle promocionaba el efecto “ilussion-o”, que supuestamente permitía ver a los personajes “invisibles” del filme mediante unos lentes “sobrenaturales”. La verdad es que, con o sin éstos, los espectadores podían verlos, sólo que un poco más claros que lo normal.

En la proyección de “Sr. Sardónico” (Mr. Sardonicus, 1961) se realizaba un supuesto juego interactivo: a la mitad de la película, Castle aparecía desde la pantalla y pedía a los espectadores que subieran o bajaran el pulgar para decidir el destino del villano, la audiencia procedía a cumplir con su pedido y él contaba los votos. En realidad, sólo se había filmado un final, y al descubrirse la mentira, el público pifiaba. Este tipo de hechos jamás llegó a significar que se agotara el interés por sus películas; la gente que asistía al cine ya sabía que ingresar al mundo cinematográfico de William Castle era participar en un original y divertido juego carnavalesco.

En otras películas, Castle también acostumbraba poner enfermeras en los vestíbulos para darles píldoras a los nerviosos y débiles cardíacos, además de conversar a la salida del cine con los espectadores y preguntarles qué les pareció la película y cómo les gustaría que fueran sus siguientes filmes.

William Castle murió en 1977 de un paro cardíaco, y su legado sigue aún vivo en el cine de terror contemporáneo: la famosa ópera prima de Wes Craven, The Last House on the Left (1974), se promocionó con afiches que incluían la frase “sólo diga para sus adentros es sólo una película, es sólo una película”, plagiada del trailer de un filme de Castle llamado Strait-Jacket (1964); un clásico del cine gore como Basket Case (1981) se hizo muy conocido porque, al proyectarse en Norteamérica, los espectadores recibían máscaras con el objetivo de que no les “salpicara” la sangre vista en el filme; Polyester (1981), una de las famosas películas trash creadas por John Waters, se popularizó porque en los cines la audiencia participaba de un juego llamado “Odorama”, que consistía en elegir y raspar, previa indicación en la pantalla, una de varias tarjetas, la cual permitiría que se oliera alguna pestilencia sugerida en la película; y, lo que sigue de esta lista de filmes influenciados por Castle, se resume en un larguísimo etcétera.

Castle fue considerado un buen director pero no un gran cineasta, ya que si bien sus películas lograban asustar, nunca estuvo a la altura de un Hitchcock o de un Powell. Él, más que un buen creador cinematográfico, fue un genial showman, un maestro de la publicidad del cine; pero, sobre todo, un visionario de la relación entre el espectador y la pantalla. Por eso es una leyenda.

Jose Carlos Cabrejo

Notas:

William Castle promovió un club de fans que llegó a congregar a 250, 000 miembros.
Joe Dante (Gremlins, Aullidos) perteneció al club de fans y lo homenajeó con el filme “Matiné”, en el que John Goodman interpreta a un director de cine de horror que, al igual que Castle, conversa a la salida del cine con los espectadores y les pregunta cómo les gustaría que fueran sus siguientes filmes.
• La última película que produjo Castle fue la famosa “El Bebé de Rosemary”. Inicialmente pensaba dirigirla, pero fue convencido de que la dirección debía ir a cargo de Roman Polanski.
• Cuando se proyectaba la primera película gore de la historia, Blood Feast (1963), su director, Herschell Gordon Lewis, inspirado en Castle, diseñó una campaña que consistía en entregar a los espectadores bolsas de plástico para que pudieran vomitar.