Amantes de las bajas pasiones cinematográficas…

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Un Desierto Con Ecran Blanco (Crónica): PARTE 1

El Cambio (2007)

Por: José Sarmiento Hinojosa

La siguiente crónica habla sobre el avant premiere de dos cortometrajes de Gianmarco Gardella, co fundador del blog «Los Cinerastas También Empezaron Pequeños» y realizador. O al menos eso parece.

7 pm.

El invierno empieza a llegar a Lima, y dos individuos un poco despistados, Genaro (hablaré sobre el más tarde) y quien les habla, comentan sobre el destino del arte popular urbano en la capital. Es una noche particularmente húmeda en Lince, y el sonido del transporte público funciona como marco sonoro ideal para lo que se viene: Una función de cine. Hemos venido al Cafae para ver dos cortometrajes de un gran amigo, Gianmarco Gardella y esperamos a una concurrencia mediana, un grupo de intelectuales y aficionados al cine ávidos de nuevas propuestas audiovisuales, sobretodo pensando que habitamos un país poco frugal en estos temas (hablo en particular, del tema cinematográfico) y cualquier oportunidad en el asunto es como soltar un jugoso bistec a una jauría de hambrientos perros callejeros.

No hay nada en la programación del Cafae de aquel día que nos indique que dicha función vaya a producirse: Al parecer, o la información llego demasiado tarde, o simplemente las funciones menores de invisibles directores nacionales con un promisorio futuro en la escena mundial (esto no lo dije yo) simplemente no tienen cabida en los trípticos de papel bond de la institución. No importa. Hay un entusiasmo general, lo se, se respira en el aire, las moléculas de agua son mas densas, el aire se ha detenido como esperando también la proyección de los dvds de Gianmarco (pues el celuloide es una utopía inalcanzable para realizadores invisibles).

¿Quién es Genaro?, se preguntarán algunos. Pero la pregunta más importante en este intento de crónica debe ser: ¿Quién es Sam Kallhan? Estoy divagando. Centrémonos en Genaro. Diseñador gráfico. 26 años. Habitante de Quilca (jamás entendí Quilca, pero dejemos eso para otra crónica), ilustrador-hambriento-de-mujeres (léase a discreción), viajero mental con pretensiones de vuelo real. Mi amigo. ¿Por qué es importante Genaro Bernilla? Porque fue el único testigo ocular de un extraño acontecimiento, en su totalidad, sin cortes ni interrupciones. Es decir, fue el que se sopló todo lo que pasó (además de su redactor).

7:30 p.m.

La llegada del popular César Guerra. Haciéndole honor a su apellido, César es verdaderamente un «cinéfilo guerrillero», un verdadero vietnamita del séptimo arte, presente en todas y cada una de las funciones cinematográficas de cierto interés en nuestra ciudad, incluida por supuesto, esta humilde proyección. Ya hace unos años, habíamos acudido con César (era ya conocido por sus inacabables ciclos de cine) a la primera proyección de Gianmarco, un largísimo cortometraje (nótese la contradicción) contemplativo acerca de la relación simbiótica y parasitaria entre el hombre y el arte (así de complejo como suena, era), poseedor de un trabajo de sonido que literalmente perforaba el alma humana. En aquella ocasión habíamos acordado que, si bien era una obra que se apartaba de las vías tradicionales de directores peruanos (tanto en tema como en forma), era una obra neonata, un presagio de mejores y más grandes cosas por venir. Creo que César fue más entusiasta, y dijo que era uno de los mejores cortometrajes peruanos que había visto hacía ya bastante. Yo me moderé un poco más.

Una nota aparte (que tiene que ver con el párrafo anterior):

El que les escribe (hacía semanas, meses antes de aquella primera función) había participado en el rodaje, edición y demás procesos mecánicos de esta opera prima, y paulatinamente me había formado opinión sobre la misma: No lograba esa concentración esencial de una obra mayor, carecía de ese elemento conector que apela al lado más sensible del hombre. Solo por algunos minutos o segundos del largísimo corto (sic) pude enganchar con el tema de la película. Lo demás me alienó un poco. Pero a pesar de todo, ese trabajo sonoro… me perforó el alma. Quizá el elemento más resaltante del filme (y producto de un accidente del destino), el sonido del pincel contra el lienzo de «El Lienzo de Espaldas», era más el sonido de un cuchillo afilándose contra piedras calizas, o rasgando frenéticamente una malla de tela. Fue un elemento que ayudó a centrar mi atención en el «sufrimiento espiritual» de la pintora protagonista, y finalmente el percutor mental de algo que quedo prendado en mi memoria: Estaba ante un director con un talento especial, algo que no había visto antes en el país.

Pero me he desviado del tema por completo.

8:00 p.m.

Bien entrada la noche llegó el director. En bermuda y polo, una imagen que escapaba completamente a cualquier convencionalismo visual o pictórico sobre la imagen de un director de cine (o al menos de los que conozco). ¿Es que acaso Gianmarco no se tomaba tan en serio como pensaba? Sus trabajos no me decían lo mismo, cada obra suya me hacía imaginar a un niño viejo, un adolescente entrado en sus 30, un anciano arrepentido por haber probado del elixir de la juventud, saco azul viejo y rotoso, cigarrillo, zapatos, una bufanda roída por el tiempo, cierta sabiduría cachosa y un sentido del humor ennegrecido por el tabaco. Hasta sus cortometrajes más atrevidos (de un oscuro genero llamado «trash») me hacían imaginar cualquier cosa menos esto. Pero, en la diferencia está el gusto. Dicen.

Gianmarco estaba inquieto, emocionado. Casi como un niño. Eso hizo también que la noche perdiera un poco su mística, y que de pronto las moléculas de agua perdieran su densidad y el frío empezara a calar los huesos. En pocas palabras, Gianmarco vino con la dimensión real bajo el brazo, y se encargó de destruir la visión hipnótica que yo con tanto cuidado había construido (junto a Genaro, por supuesto). Pero eso fue hasta que hablo (una vez más) de Sam Kallhan.

Fin de la primera parte.


Gianmarco Gardella, en el CAFAE

Nuestro querido editor fundador de cinerastas, gran amigo, y muy talentoso cortometrajista Gianmarco Gardella, esta presto a estrenar dos cortometrajes en el Centro Cultural Cafae. Recomendación personal para todos los que quieran ver material interesante de un cineasta peruano. Especialmente recomendado «El Cambio», uno de los mejores cortos peruanos que he visto en mucho tiempo.

Estan cordialmente invitados,

José Sarmiento

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DOCUMENTALES DE GIANMARCO GARDELLA EN EL CENTRO CULTURAL CAFAE-SE

El viernes 4 de Abril, a las 7:30 p.m., se estrenarán dos documentales dirigidos por Gianmarco Gardella.

Tras la proyección tendrá lugar un conversatorio con el director.

Los documentales son:

Título: DÍA 30
Duración: 12 min.
Formato de grabación: HDV
Dirección: Gianmarco Gardella

SINOPSIS
Ica, Perú. Han pasado 30 días desde el terremoto del 15 de Agosto del 2007 y en un pueblo joven a las afueras de Pisco
decenas de personas se reúnen para formar parte de una olla común, recibir un cargamento de casas prefabricadas y ser
atendidos por un grupo de oculistas venidos de Lima. Entre la multitud aparece una anciana que parece no entender qué pasa,
parece perdida, desconectada.

Título: EL CAMBIO
Duración: 17 min.
Formato de grabación: DV
Dirección: Gianmarco Gardella

SINOPSIS
Un hombre de veintitantos años se va a someter a una operación. Horas antes, en la madrugada, no puede dormir,
y decide grabarse a sí mismo. A minutos de la operación, esa misma sensación que no lo dejaba dormir, lo persigue.

Pueden ver los trailers de los documentales en los siguientes links:
EL CAMBIO

DÍA 30